Explica en detalle cuáles son los tipos de conflictos que se manifiestan en la infancia, la adolescencia y la juventud temprana. Incluye las causas más frecuentes en cada caso.
Un conflicto es una situación en la que dos individuos con intereses contrapuestos entran en confrontación u oposición.
En los niños y niñas tan pequeños también se dan conflictos pero cuanto más óptimo sea el entorno menor será el número de desencuentros; de alguna manera, el caos lleva al caos.
Es importante llenar el vaso emocional de los pequeños. Los bebés seguros crecen como bebés autónomos y los bebés con recursos entrarán menos en conflicto.
Cuando dos niños se pelean es porque ambos han sentido que hay algo que les ha molestado del otro. Primero deberemos preguntar lo sucedido para poder describirles qué les ha pasado. Debemos aceptar los sentimientos de ambos y sobre todo darles alternativas de solución.
Los padres y madres debemos ver los conflictos como normales porque también son una manera de descubrir las sensaciones, de aprender a interactuar y de sentir los afectos.
Recordatorio a la hora de afrontar los conflictos de los niños y niñas pequeños:
Los bebés son buenos por naturaleza
Los bebés están llenos de amor
Siempre hay que prestar atención a la otra mirada del conflicto
Tratar a los niños y niñas pequeños con respeto
Escucharles
Acompañarles
Tener paciencia al dialogar con ellos
Ejercitar la comprensión con los pequeños
Desarrollar los afectos
Conocer los problemas más frecuentes de la adolescencia puede servir a las familias para desactivarlos.
Problemas en la escuela.
Algunos y algunas adolescentes que nunca habían tenido problemas de rendimiento o de comportamiento en la escuela comienzan a mostrarlos en estos momentos. La solución a ello es actuar de inmediato. La familia debe ponerse en contacto con el centro escolar y elaborar conjuntamente una estrategia que impida que los chicos y chicas quieran dejar la escuela o que su rendimiento baje hasta niveles que afecten a su futuro.
Problemas en las relaciones familiares.
El problema más frecuente de la adolescencia suele ser la relación con sus padres y madres. Para evitarlo, o al menos minimizarlo, padres y madres deben tomarse la adolescencia con mucha paciencia, mucho amor hacia sus hijos e hijas y una buena dosis de sentido del humor.
Trastornos de la alimentación.
La adolescencia es el momento en el que suelen aparecer los trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia. No hay una fórmula eficaz al cien por cien para evitarlos, pero conseguir que nuestros hijos e hijas tengan una relación saludable con la comida y conocer bien las enfermedades para detectarlas en sus primeros síntomas, pueden ayudar a minimizar sus consecuencias.
Bullying.
El acoso en la escuela es otro de esos problemas graves que acechan a los y las adolescentes. La mejor forma de combatirlo es la información. Debemos conseguir que tanto nuestros hijos e hijas como nosotros y nosotras mismas tengamos suficiente información sobre ello. Como con los trastornos de la alimentación y el resto de problemas que pueden aparecer en la adolescencia, detectarlo en sus inicios hace que el problema sea mucho más fácil de solucionar.
Acoso por Internet.
Internet es una herramienta muy poderosa y de la que se puede sacar un magnífico rendimiento. Pero deben saber usarlo con seguridad. Debemos ocuparnos de que desde su infancia sepan qué puede y qué no puede hacerse por Internet; de esa forma disminuirá la posibilidad de que sufran este tipo de acoso o de que corran otros riesgos asociados al uso de estas herramientas.
Consumo de sustancias.
La educación dentro de la familia, y fomentar la responsabilidad de los y las adolescentes, son los métodos para luchar contra el abuso de sustancias, sean legales o ilegales.
Embarazos no deseados.
El embarazo en la adolescencia puede arruinar el futuro de nuestras hijas. La forma de evitarlo es que los chicos y las chicas tengan información sexual suficiente y acceso a métodos anticonceptivos.
Depresión.
La depresión aparece con relativa frecuencia en la adolescencia. Si tenemos la mínima sospecha de que nuestro hijo o hija está pasando por una depresión, hay que pedir ayuda a profesionales.
Abusos sexuales.
El abuso sexual es un problema que sufren sobre todo las adolescentes, pero es muy importante hablar tanto con ellas como con ellos para que entiendan lo que es el abuso, entiendan que no tienen que permitirlo ni realizarlo y que es un delito.
Accidentes de tráfico.
Es importante fomentar la responsabilidad de hijos e hijas cuando empiezan a conducir cualquier vehículo y darles ejemplo cuando nos vean conducir.
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